El debate legislativo para la creación del departamento de Lambayeque.
Hace 150 años, tras una larga tramitación y un fuerte debate parlamentario, se creó el departamento de Lambayeque. Una síntesis sumamente apretada del presente texto fue publicada originalmente en el Semanario "Expresión" a inicios de este diciembre; queremos compartirlo ad portas de un año nuevo, en medio de la incertidumbre (no exenta de esperanzas) por el futuro de nuestro país.
El contexto.
Una idea constante en la población de las provincias de Lambayeque y Chiclayo era la de separarse del departamento de La Libertad y formar un departamento propio; lo que los dividía era cuál ciudad debería tener la capitalidad departamental. Tras el desastre de 1828, la importancia de Lambayeque empezó a decrecer en provecho de la villa de Chiclayo, que fue elevada a ciudad capital de una nueva provincia en abril de 1835 por el régimen fugaz de Salaverry, medida derogada por el régimen confederado y restaurada definitivamente por Gamarra en 1839. Esto desató una rivalidad que duró a lo largo del siglo XIX, y que se expresaba en detalles como la filiación política: si los lambayecanos apoyaban a determinado caudillo (como Santa Cruz en 1836, Vivanco en 1856 y Prado en 1867), los chiclayanos apoyaban al opuesto (Salaverry en 1836, Castilla en 1856 y Balta en 1867).
Pese a avances en la labor editorial, en la faceta artística y en el desarrollo agrícola, Lambayeque seguía decayendo. Un editorial de 1854 del periódico local La Estrella del Norte apuntaba: "la decadencia de Lambayeque procede de que la libertad del comercio extranjero ha anulado en un todo la fabricación de jabones, de cordobanes, las manufacturas de algodón, juncos y pajas de colchas y manteles; procede de que la guerra y la emigración ha disminuido los brazos útiles, procede de que la rebelión desmembró su territorio quitándole la provincia de Chiclayo que ha pertenecido desde mas de un siglo, desde el año 1728, cuando destruida Zaña capital del corregimiento, la reemplazo Lambayeque, procede de que las rentas naturales del país no habiendo empleados en que invertirlas se consumen en otra parte, y procede de que no pocas familias acomodadas se han ido a Lima a gozar allí de su fortuna; que todo esto reunido forman un conjunto de motivos mas que suficientes para la decadencia de Lambayeque".
La primacía de Chiclayo se vio reforzada con el triunfo del coronel Balta contra las fuerzas del gobierno de Prado en enero de 1868, hecho que convirtió al coronel limeño en un caudillo nacional capaz de ganar la Presidencia de la República en agosto de ese año. No sorprende la opinión del sabio Antonio Raimondi, quien al visitar la zona en 1868, comentaría que en Lambayeque se observaban muestras de una antigua opulencia, pero "si actualmente Chiclayo progresa todos los días, Lambayeque va al contrario, decayendo un poco; se diría que la primera población le absorbe toda su vida; aún su principal industria, la fabricación de jabón, tan floreciente en el siglo pasado, está actualmente abatida".
Cuando se eligió el Congreso de 1868, se eligieron como diputados titular y suplente por la provincia de Lambayeque a José Tomás Tello y a Manuel María Izaga, respectivamente; la figura polémica de Tello motivó la publicación de una serie de cartas en relación con sus presuntos crímenes durante las rebeliones de 1856 y 1868. Por Chiclayo, se eligieron como diputados titular y suplente al coronel José Balta y a Santiago Carranza; como Balta fue elegido presidente de la República, Carranza se hizo cargo de la diputación. Carranza propuso unir las provincias de Chiclayo, Lambayeque y Pacasmayo en un nuevo departamento, titulado en un notorio acto de adulación, Departamento de Balta, con capital en Chiclayo. En sesión del 23 de septiembre de 1868, se remitió el proyecto a la Comisión de Demarcación Territorial, que decidió posponer el dictamen para la legislatura de 1872, sin llegar a tomar alguna decisión al respecto.
Ante esta situación, en octubre de 1868, un acta firmada por un grupo de vecinos de Lambayeque, encabezados por el alcalde Martín Iturregui, fue enviada al Congreso y al presidente Balta, pidiendo elevar a Lambayeque al rango de “Provincia Litoral”, con la incorporación de los pueblos de Cachén y Tocmoche, pertenecientes a la provincia de Chota, justificando el pedido en las facilidades del transporte entre Lambayeque y ambos pueblos, a diferencia de los escabrosos caminos hacia su capital provincial. Sin embargo, el desastre de 1871 rebajó las posibilidades de convertir a la ciudad de Lambayeque en cabeza del proyectado departamento, y el proyecto presentado por el Ejecutivo daba la primacía a Chiclayo, pero el Congreso no alcanzó a dar su aprobación.
El decreto de 1872.
Así, el 7 de enero de 1872, un decreto firmado por el presidente Balta y su ministro de Gobierno, Manuel Santa María, considerando que las provincias de Chiclayo y Lambayeque, “se encuentran de tal modo separadas de las otras y de la Capital del Departamento [de la Libertad], que la distancia viene á debilitar en ellas la influencia de la autoridad”, creó de forma condicional, el departamento de Lambayeque con capital en Chiclayo, “tan luego como merezca la aprobacion del Cuerpo Legislativo, á cuyo fin será sometido al próximo Congreso”. No sería así.
Decreto del 7 de enero de 1872, mediante el cual, el gobierno de Balta creó el departamento de Lambayeque. (Diario Oficial El Peruano, edición del 13 de enero de 1872) |
En relación con este decreto, la doctora Pareja juzgó: “La proximidad de las capitales de Lambayeque y Chiclayo es tan obvia y conocida como la distancia que las separa de la ciudad de Trujillo. No lo es tanto que ambas provincias “formaron un departamento en época anormal” y que volvieron a su condición anterior. ¿A qué fuerza de las circunstancias se refiere en el segundo considerando de su decreto? Tampoco es aceptable que el Congreso no tuviera tiempo para discutir un proyecto de demarcación territorial por el que había una situación de hecho previa y que su aprobación quedase sometida a un próximo Congreso”.
La pugna por la capitalidad se extendería también al ámbito marítimo, criticando la idoneidad de San José, en la provincia de Lambayeque, como puerto mayor. Como el tráfico mercantil seguía en constante aumento, se optó por dar preferencia a Eten, en la provincia de Chiclayo, pese a su mar brava. Con tal objeto, en agosto de 1871, se declaró puerto mayor abierto al comercio extranjero al de Eten, rebajando a San José a puerto menor, medida que fue derogada en marzo de 1872, y definitivamente ratificada por decreto de 30 de julio de 1872.
¿Un “departamento de la Unión”?
En agosto de 1872, recién asumido el gobierno de Manuel Pardo, un proyecto de ley relacionado con la demarcación de un departamento en la zona de Lambayeque, fue presentado en el Senado. Los senadores José Antonio García y García (Loreto), Lizardo Montero (Piura), Manuel Velarde (Cajamarca) y Manuel Seminario Váscones (Piura) presentaron un proyecto para crear un departamento llamado "La Unión" compuesto por cuatro provincias: Lambayeque, Chiclayo, Jaén (separada del departamento de Cajamarca) e Incahuasi (creada en base a distritos de la provincia de Lambayeque y de la provincia cajamarquina de Chota), con capital en Chiclayo.
Por su lado, los diputados José Gervasio Arbulú (Chiclayo) y Agustín Reynaldo Chacaltana (Junín), a quienes se sumó luego el diputado Toribio Alfonso Vial (Tarma), presentaron el 23 de octubre, un proyecto similar con la diferencia que únicamente contemplaba crear el departamento en base a las provincias de Lambayeque, Chiclayo e Incahuasi.
"¿Por qué se eligió Chiclayo como la capital del departamento? ¿No era acaso Lambayeque un pueblo con mayor antigüedad, más urbanizado y donde vivían prósperos vecinos? Al margen de toda la argumentación vertida, es cierto que existió una profunda rivalidad entre caudillos y personalidades lambayecanas y chiclayanas. Por otro lado, la construcción del ferrocarril con su extensión al puerto de Eten dotado de muelle fue definitivamente crucial, pues conectaba las principales haciendas: Pomalca, Cayaltí, Tumán... A todo lo anterior es posible que se sumaran relaciones amicales e intereses económicos y políticos", comentaba la doctora Pareja. Y es justamente con el tema del ferrocarril, donde el senador José Antonio García y García tenía fuertes intereses, ya que fue el concesionario de dicha vía, constituyendo la Compañía del Ferrocarril de Eten.
Ante las noticias del proyecto de ley presentado en el Senado, el 1° de septiembre de 1872, un grupo de vecinos de Chiclayo, encabezados por el alcalde Eleuterio Arbulú, firmó un acta pidiendo al Congreso la aprobación del proyecto. Los vecinos manifestaron, que ante el desarrollo agrícola y comercial, se hacía necesario crear un departamento distinto de La Libertad, ya que dicho desarrollo corría riesgo "si la acción administrativa no estuviese en inmediato contacto con este gran centro de producción". Los vecinos chiclayanos afirmaban también que la vida social y comercial de las provincias de Lambayeque y Chiclayo estaban desvinculadas con la capital departamental, Trujillo. Además, se apreciaría una ventaja en la represión de los delincuentes, proponiendo crear “un Juez del Crimen y de un Agente Fiscal que se ocupen en su esfera de aplicar la ley penal a sus infractores tan inmediatamente como lo requieran la gravedad de los hechos”, añadiendo la insuficiencia de los existentes jueces de primera instancia en despachar los crecientes litigios civiles y criminales.
La posición topográfica entre la capital del departamento de La "Libertad", con las posiciones de estas provincias, influye por mucho en la identidad de la acción de la administración publica. Según el orden regular, las disposiciones del Supremo Gobierno tienen que ser comunicadas primeramente al Prefecto para que, por su conducto, se hagan extensivas a los Subprefectos. Por manera que, según este orden gradual, el Prefecto no puede comunicar a los subprefectos aquellas disposiciones sino después de algunos días de recibidas. Tiene que aguardar el paso del segundo vapor del sur al norte. Mientras ese tiempo, cualquiera medida que afecte a la cosa pública se hace tardía y, por esta razón, algunas veces, ineficaz. Y si a esto se añade las contingencias producidas por el tempestuoso mar de Huanchaco, habrá una razón más para temer la inoportunidad de la medida lo cual, si era tolerable cuando se cruzaban en estas provincias intereses de poca valía, en la actualidad es injusto e insoportable el más pequeño retardo en la acción administrativa.
Y buscando aplacar la sospecha de sus vecinos lambayecanos, los vecinos chiclayanos manifestaron que “no aspiran a hacerse superiores en nada absolutamente a sus hermanos de Lambayeque”, buscando crear un centro de unidad local “que refluirán en beneficio de todos”; decían los chiclayanos que las vías ferroviarias entre Chiclayo y Lambayeque habían matado “el fatal antagonismo que existía entre estas dos importantes ciudades y su transformación política, que volvería a estrechar sus lazos de antigua comunidad, concluiría de una vez para siempre de extirpar mezquinas rencillas de provincialismo”.
No fue esa la opinión de los lambayecanos: el 24 de noviembre de 1873, el Concejo Provincial de Lambayeque remitió un informe en el que se mostraban de acuerdo con la creación del departamento, insistiendo que la capitalidad departamental fuese su ciudad. Sin embargo, frente a la argumentación chiclayana, los lambayecanos opusieron (en opinión de Pareja), lastimeras razones: “la capital de la rica y abundante Provincia de Lambayeque á que vuelva á ocupar su puesto, aunque en mayor escala entre los demás pueblos sus hermanos á quienes presidió por un dilatado tiempo. Su misma decadencia actual es una razón más para que se le impulse y restablezca de esa manera, desde que la causa exclusiva de su postración la determina únicamente la ineficacia dela acción administrativa, proveniente de circunstancias que nadie ignora y que en la capital de un Departamento no tendrían razón de ser”.
Otros informes presentados, fueron el del subprefecto de Chiclayo José M. Arbulú en noviembre de 1872 (favorable), del subprefecto de Lambayeque Remigio Morales Bermúdez de diciembre de 1873 (crítico), y del prefecto de La Libertad Manuel Velarde del mismo mes (favorable). Sin embargo, el Ministerio de Gobierno, Obras Públicas y Policía, no emitió informe alguno, por lo que en la legislatura de 1874, se reclamó la elaboración del informe.
La opinión del Ministerio de Gobierno.
El 26 de agosto, ante una posible moción de censura por un incidente parlamentario, dimitió el ministro de Gobierno, doctor Francisco Rosas. Su cartera fue encargada al ministro de Relaciones Exteriores, doctor José de la Riva Agüero y Looz Corswarem, hasta el 28 de septiembre, en que juró el nuevo ministro, doctor Ricardo Wenceslao Espinoza. En tal cargo, obedeciendo a un pedido formulado por la Cámara de Diputados en sesión del 20 de agosto, Riva-Agüero firmó un oficio manifestando la opinión de su ministerio ante el proyecto departamental. Dicho oficio, fechado el 15 de septiembre, expresaba que "el Gobierno aprecia de la mayor importancia y de alta conveniencia la creación del nuevo departamento"; sin embargo, consideraba ciertas modificaciones al mismo.
Aunque, en general, el estado social de la República en sus diferentes ramas no aconseja la creación de nuevas entidades políticas territoriales, con todo es tan notable el creciente y rápido desarrollo de las provincias de Lambayeque y Chiclayo, en cultura y en todo género de relaciones sociales, y son tan graves los inconvenientes que les trae su situación topográfica para su buena administración dependiendo del lejano centro de Trujillo, que justifican de todo punto la creación del nuevo departamento de la Unión; en ello resta conforme la voluntad de ambas provincias expresada por sus concejos provinciales y por el sentir unánime de sus autoridades políticas.
En opinión del ministro, el problema que rompía el acuerdo en la necesidad de crear un nuevo departamento, residía en “la designación de la población que deba ser la capital del departamento”. Aunque no podía “desconocer los títulos gloriosos que supo conquistar la ciudad de Lambayeque en la guerra de la Independencia, […] siempre un timbre de honor para sus hijos”, no podía cerrar los ojos a la evidente pujanza de Chiclayo como “centro del movimiento y del progreso social y político de esa parte del norte de la República”, reuniendo mayores condiciones que Lambayeque para ser la capital del nuevo departamento.
El ministro apuntó que la idea de crear una nueva provincia en Incahuasi, “compuesta de cuatro distritos de la provincia de Lambayeque y tres de la de Chota, es otro de los puntos del proyecto en que no están acordes los referidos concejos de Chiclayo y Lambayeque”. Tal disputa, además de “las fundadas observaciones […] sobre los inconvenientes que traería a los apartados y pequeños pueblos de cada distrito la formación de la nueva provincia y como por otra parte ellos no han dado muestra todavía de la necesidad de constituir una personalidad política”, llevaba al Gobierno a considerar inaceptable esa parte del proyecto.
Añadió el ministro, que si bien el Gobierno no veía conveniente la creación de la provincia de Incahuasi, no por ello dejaba de estimar “de gran importancia que los distritos de Tocmoche, Cachen y Llama de la provincia de Chota se unan a las respectivas provincias de Chiclayo y Lambayeque con las cuales son limítrofes”, ya que dichos distritos “están separados del resto de la provincia de Chota por la cordillera de los Andes”, además de vincularse comercialmente más con Chiclayo y Lambayeque, que con Chota.
Por último, en relación a la incorporación de la provincia de Jaén al nuevo departamento, Riva Agüero aceptó que los autores del proyecto “habrán tenido para ello razones muy especiales”, pero considerando la barrera natural de los Andes y para evitar males a la población de Jaén “que hoy están en más inmediato contacto con la autoridad departamental de Cajamarca que lo que estarían con el departamento de la Unión”, manifestó que esa parte del proyecto debía ser modificada.
Los dictámenes de la Comisión de Demarcación Territorial.
Pocos días después, a finales de septiembre de 1874 (el documento no recogió la fecha exacta), la Comisión de Demarcación Territorial de la Cámara de Diputados presentó su informe, reconociendo que el proyecto “se encuentra apoyado en poderosas razones de justicia y de verdadera necesidad que hacen presumir de la división territorial un resultado provechoso, no sólo para las poblaciones en ella comprendidas sino para todo el país”.
El informe destacaba el desarrollo de Chiclayo “y las diferentes poblaciones que la circundan”, residiendo veinte mil habitantes sólo en la capital provincial; “su industria y su comercio han tomado grandes proporciones, tanto por la virtud de las líneas férreas que las recorren, extendiéndose hasta los principales puntos rústicos, como por los muy fuertes capitales aplicados a la industria agrícola, llamada a formar muy en breve la verdadera y más positiva fuente de riqueza para el Perú”. En tal sentido, calculaban el valor promedio de las más de veinte haciendas existentes en la provincia en doscientos mil soles, con fuertes capitales invertidos, lo que ofrecía la medida de la verdadera riqueza de aquellas poblaciones y de la importancia de su comercio. Por ello, consideraba necesario "mayor fuerza y más amplitud de facultades en la autoridad encargada de conservar la tranquilidad pública [...] pues cualquier tropiezo en su marcha progresiva causaría daños gravísimos, parece no sólo equitativo sino estrictamente justo atender a las exigencias de esta porción importante de la República".
Contrariando la opinión del gobierno, la Comisión consideraba necesaria la creación de la provincia de Incahuasi, aunque proponía que la capital provincial fuese Chongoyape y no Llama, atendiendo su población, sus recursos y su ubicación central en la vía entre Chota y Chiclayo. También la Comisión consideraba inexistente el “ligero inconveniente” puesto por el gobierno a la integración de la provincia de Jaén en el nuevo departamento, “pues sobre la diferencia de distancias que favorece la separación hay menos dificultades para su comunicación con Chiclayo”.
Sin embargo, frente a este dictamen en mayoría, se presentaron tres dictámenes en minoría:
- En los últimos días de septiembre, el diputado por Chachapoyas José E. Hurtado admitía que el proyecto era conveniente y justo, pero no compartía lo referente a la provincia de Jaén. Por un lado, Jaén estaba separada de Chiclayo por los Andes. Por otro lado, “el nuevo departamento será de bastante consideración con las tres restantes provincias de Chiclayo, Lambayeque e Yncahuasi y no hay nulidad de que se cercene el departamento de Cajamarca, originándose perturbaciones en sus relaciones con Jaén”.
- En los primeros días de octubre, el diputado por Islay Juan Guillermo Lira consideraba que la “importancia actual de las provincias de Chiclayo y Lambayeque exige sin duda la consagración de una autoridad departamental residente en cualquiera de ellas y no a la distancia en que hoy se encuentra”, lo que ofrecería “el inmenso beneficio de hacer desaparecer las rivalidades y celos de localidad, si se le señala por residencia el lugar conveniente para no avivar los motivos de oposición entre ambas provincias”. Sin embargo, la diversidad de pareceres sobre la posible provincia de Incahuasi y la separación de la provincia de Jaén del departamento de Cajamarca, llevó a Hurtado a opinar “que se aplace la discusión hasta que se presente el proyecto de demarcación general”.
- El 5 de octubre (único de los dictámenes en estar fechados), el diputado por Acomayo José Emilio Luna manifestó su oposición al proyecto de creación del nuevo departamento “por no convenir a los intereses sociales y políticos de las provincias de Chiclayo y Lambayeque, de las cuales si la una no ha sucumbido al predominio de la otra, cualquiera de las dos que fuese, ha sido porque ambas permanecen como iguales entidades políticas, circunstancia única que sigue equilibrando las pretensiones reciprocas de predominio de la una sobre la otra”, además de recalcar la separación geográfica de Jaén o la mayor vinculación de Tocmoche, Cachen y Llama con Chota.
Finalmente, habría que mencionar que en octubre de 1874, la Comisión de Gobierno del Congreso presentó un dictamen en mayoría a favor de la creación del nuevo departamento.
La división territorial, conforme a los principios del derecho administrativo, tiene fundamentos tan varios como pueden resultar de las condiciones políticas y sociales de las diferentes localidades, de las necesidades de su industria, de las exigencias imperiosas de su progreso. Esta situación, diferente hasta cierto punto, peculiar de las diversas congregaciones de habitantes esparcidos en el territorio de una Nación y que constituyen la sociedad política que se denomina Estado, debe ser atendida con los medios protectores que demanda la condición distinta y especial de aquellas entidades que, por sus relaciones especiales, están llamadas a vivir más estrechamente unidas. No es indispensable para la creación de una de las grandes divisiones territoriales que se llama departamento, que los pueblos que la reclaman reúnan todas y cada una de esas condiciones; basta que concurran algunas de ellas o una sola, si esta es importante, para que la ley resuelva esa creación, en cumplimiento de la obligación sagrada en que está el poder público de promover y realizar el bien de los asociados. Esta doctrina, reconocida como no podía dejar de serlo por el Poder Legislativo, ha servido de fundamento a las subdivisiones que desde nuestra independencia a la fecha han venido realizándose en la demarcación política de la República; y ella explica las creaciones departamentales que vuestra Comisión pasa a enumerar y que reconocen por título u origen razones de índole muy distinta.
Así, la Comisión apuntaba que las creaciones departamentales se debían más que a la riqueza e industria local, a la ineficacia de la acción administrativa de las autoridades, asentadas en zonas relativamente distantes, recordando la creación del departamento de Huancavelica (1839), de Moquegua (1857), de Piura (1861), de Cajamarca (1862) y de Apurímac (1873). Por otro lado, la Comisión reconocía la existencia de jurisdicciones de territorio reducido pero de rica población e industria, como la provincia constitucional del Callao (1857), el departamento de Ica (1866) y la provincia litoral de Tarapacá (1868).
Para la Comisión, “las provincias de Chiclayo, Lambayeque, Jaén e Yncahuasi abrazan un territorio de más de treinta mil millas cuadradas; que cuentan más de ciento veinte mil habitantes; que en los últimos doce años se ha introducido en las primeras más de quince millones de soles aplicados a la formación de grandes establecimientos agrícolas; de oficinas de arroz, algodón, tabaco y destilación; de ferrocarril, muelles y otras muchas empresas industriales y de comercio”. No negaba la necesidad que dichas industrias tenían de protección por parte del Estado, y destacando la lejanía con Trujillo, a tal punto que “los Subprefectos que se nombran para las provincias de Chiclayo y Lambayeque, de ordinario, prestan el juramento de ley en esta capital y se dirigen a tomar posesión de sus cargos sin tocar primero la capital del departamento”, y que en los casos urgentes, “el Ministerio de Gobierno se ve en la necesidad de comunicarse directamente con los subprefectos y estos con el Ministerio, por lo embarazosa y tardía que se hace la intervención del Prefecto residente en Trujillo”.
La Comisión argumentó el desarrollo económico local y su repercusión en el ámbito tributario: “El desarrollo que ha alcanzado la agricultura en las provincias de Chiclayo y Lambayeque ha traído como consecuencia necesaria el aumento del valor y consiguientemente de la renta de la propiedad territorial. De esto ha resultado que la contribución de predios ha subido de un modo notable y que esa prosperidad ha ensanchado igualmente las demás rentas y arbitrios municipales. Habiendo aplicado la nueva Ley Municipal las dos terceras partes de las rentas provinciales al concejo municipal y siendo muy exiguas las de las demás provincias del actual departamento de La Libertad, sobre todo las de sierra, vienen a gravar sobre todo a Chiclayo y Lambayeque el sostenimiento de casi todos los gastos de un departamento con cuya capital no tiene relaciones comerciales ni de ningún otro género”.
Para no hacer extenso su informe, la Comisión de Gobierno justificó la incorporación de la provincia de Jaén al nuevo departamento y la creación de la provincia de Incahuasi, argumentando para lo primero, en la menor distancia con Lambayeque y sus vinculaciones comerciales, mientras que para lo segundo, defendió la necesidad del bienestar y progreso de los distritos involucrados “bajo una autoridad provincial más inmediata y por lo mismo más eficaz y protectora”.
La situación del Congreso de 1874.
El Senado en 1874 estaba presidido por el senador Francisco de Paula Muñoz, representante del Callao, contando como vicepresidente con Buenaventura Elguera, senador por Lima. Sus sesiones se realizaban en la antigua sede del Tribunal de la Inquisición frente al monumento al Libertador Bolívar, lo que actualmente es el Museo de la Inquisición y del Congreso.
En la década de 1870, el número de senadores y diputados se fijaba conforme al tamaño de los departamentos y provincias. Dependiendo del número de provincias, cada departamento contaba entre uno y cuatro senadores, conforme con el artículo 48° de la vigente Constitución de 1860:
- Los departamentos con una provincia tendrían un senador titular y uno suplente.
- Los departamentos que tuviesen de dos a cuatro provincias, tendrían dos senadores titulares y dos suplentes
- Los departamentos que tuviesen de cinco a siete provincias, tendrían tres senadores titulares y tres suplentes.
- Los departamentos que tuviesen más de ocho provincias, tendrían cuatro senadores titulares y cuatro suplentes.
En tal sentido, el departamento de La Libertad tenía siete provincias: Trujillo, Lambayeque, Huamachuco y Pataz fueron creadas por el Reglamento Provisorio del 12 de febrero de 1821; Chiclayo por decreto del 18 de abril de 1835 (ratificado por decreto del 22 de marzo de 1839), Otuzco por ley del 25 de abril de 1861 y Pacasmayo por ley del 23 de noviembre de 1864. Como le correspondían tres senadores titulares, estos fueron los señores Bernardino Calonge, José Félix Ganoza y Juan Esteban Ganoza.
Salón de sesiones del Senado hacia 1900. (Colección Elejalde - Archivo Histórico Riva-Agüero) |
La Cámara de Diputados instalada en julio de 1874 estaba presidida por el general Mariano Ignacio Prado, diputado por la provincia de Cañete, contando como vicepresidentes a los doctores Ramón Ribeyro y Ricardo Wenceslao Espinoza, diputados por las provincias de Lima y Huancabamba respectivamente. Sin embargo, en agosto, dos hechos modificaron la composición de la mesa directiva: el general Prado viajó a Europa por motivos de salud y para gestionar asuntos referentes a las finanzas nacionales, y el doctor Espinoza fue designado ministro de Gobierno, Policía y Obras Públicas; en reemplazo del doctor Espinoza, el doctor Francisco Flores Chinarro, diputado por Ica, fue elegido segundo vicepresidente de la Cámara. Las sesiones de la Cámara se realizaban en la antigua Iglesia de la Caridad, edificio demolido a inicios del siglo XX para la construcción del actual Palacio Legislativo.
En cuanto a la forma de elección de los diputados, establecida en el artículo 46° de la Constitución de 1860, cada provincia contaría al menos con un diputado. Las provincias con más de 45 000 habitantes tendrían dos diputados, sumándose un diputado por cada 30 000 habitantes adicionales. Como la población de las provincias sería censada recién en 1876, las elecciones de diputados estuvieron sujetas a la ley del 9 de febrero de 1863 que establecía el número de diputados propietarios (y los respectivos suplentes) para las 80 provincias existentes entonces. Sólo Lima y Jauja contarían con cuatro diputados, Chota tendría tres diputados, y otras trece provincias serían representadas con dos diputados. Entre esas trece no se contaban ni Lambayeque ni Chiclayo, las que sólo tendrían un diputado.
Salón de sesiones de la Cámara de Diputados hacia 1900. (Colección Elejalde - Archivo Histórico Riva-Agüero) |
Escribía el historiador Ulrich Mücke: “Los congresistas formaban parte de las elites provinciales. Para tener alguna posibilidad de éxito, los candidatos, por lo general, debían provenir de la región por la cual postulaban, y esto era particularmente cierto en el caso de las elecciones a la Cámara de Diputados. […] Sin embargo, los congresistas debían estar dispuestos a vivir en Lima por largos periodos, a saber durante su mandato parlamentario. Por ello tanto los congresistas como los miembros de la junta central del Partido Civil formaban parte de una elite supraregional. Pero a diferencia de los dirigentes civilistas de la junta central, la mayoría de los congresistas solo vivía en Lima durante la época legislativa. Para el resto del año regresaban a sus provincias”.
Aunque hubo un gran número de congresistas (101 diputados según la ley de 1863, y algo de 50 senadores en base al cálculo de la Constitución), pocos participaban en los debates. Por ejemplo, en el debate sobre el contrato Dreyfus en 1870, solo 27 diputados y 18 senadores tomaron la palabra. La lista de oradores fue incluso más corta para cuestiones consideradas menos importantes, como destaca Mücke: “Solo diez diputados intervinieron en los debates en torno a las medidas a tomar contra el levantamiento de Piérola en noviembre de 1874”. En el caso del debate por la creación del departamento de Lambayeque que estudiamos, encontramos que intervinieron 12 senadores y 17 diputados.
Diputado por la provincia de Chiclayo era el abogado José Gervasio Arbulú Gamarra, quien evidenciaría un intenso compromiso con sus representados en aras de lograr la capitalidad departamental. En el caso de Lambayeque, su representante era el hacendado Juan Manuel Iturregui Montalvo, hijo y sobrino de próceres de la emancipación, y antiguo director de la Beneficencia de Lambayeque durante las inundaciones de 1871; sin embargo, pese a su activa correspondencia con líderes civilistas como el presidente Pardo o el canciller Riva Agüero, Iturregui era un recién llegado al Congreso: sus actas electorales habían sido ratificadas en sesión del 19 de agosto de 1874, incorporándose recién a su Cámara al día siguiente tras prestar el juramento respectivo. En esa misma sesión, Iturregui intervino en relación con el presupuesto del ramo de Gobierno, a fin de corregir la omisión de una partida para el Hospital de Lambayeque, misma que “no es igualmente una concesion graciosa, sino que es una deuda por bienes que el Estado tomó de la Beneficencia de Lambayeque”. Otra iniciativa de Iturregui fue la creación de una Academia Nacional de Bellas Artes, que fue remitido a la Comisión de Instrucción.
Semanas después, en la sesión del 7 de octubre, Iturregui transmitió la solicitud de varios vecinos de Lambayeque, pidiendo la conmutación de la pena de muerte a la que fue sentenciado el reo José Tomás Calderón, de 22 años, condenado por homicidio calificado. Al día siguiente, el tema fue debatido y rechazado por 54 votos contra 27; varios diputados fundaron su voto en la inconstitucionalidad del pedido de los vecinos lambayecanos, puesto que la Constitución de 1860 sólo concedía al Congreso la facultad de indultar, mas no la de conmutar penas. Iturregui pidió un dictamen de la Comisión de Justicia, el que fue favorable a suspender la pena hasta que el Congreso resolviese sobre el asunto. Sin embargo la decisión final no fue favorable al reo, y Calderón sería fusilado el 12 de abril de 1875 en la plaza de Lambayeque.
El debate en el Senado.
Si bien el 29 de octubre, se puso a la orden del día del Senado el dictamen de la Comisión de Gobierno sobre la creación del departamento de La Unión, el asunto no se debatió, por lo que en la sesión del 5 de noviembre, el senador García y García pidió se apurase el trámite en la Comisión de Demarcación Territorial, cuyo presidente, el senador por Cuzco Manuel Celestino Torres contestó que había pedido datos a los Concejos Departamentales involucrados. En la siguiente sesión, el lunes 9 de noviembre, García y García propuso colocar a la orden del día el debate de su proyecto. El senador Torres manifestó que por ser del sur peruano, no conocía detalladamente el tema, adelantando que se abstendría de votar si no se pedían mayores informes, retirándose del recinto parlamentario. El senador por Moquegua Emilio Forero consultó si los autores del proyecto tenían todos los datos necesarios para resolver las dudas a surgir en la discusión, en tanto que el senador por Junín Francisco de Paula Secada manifestó su oposición al proyecto por la reducción resultante de los departamentos de La Libertad y Cajamarca, recordando que de La Libertad “se han formado cinco nuevos departamentos; y que al que hoy lleva ese nombre se va á reducir á la insignificancia, dejándole solo la capital y dos provincias”.
Por su parte, el senador por Junín Manuel Marcos Salazar opinó que no se debía demorar la aprobación del proyecto “de trascendencias políticas”, añadiendo que “quizá ninguna division territorial los ha tenido mejores [los antecedentes] que esta de que se trata”, no siendo necesarios los informes pedidos por el senador Torres. El senador por Cajamarca José Silva Santisteban añadió que los informes pedidos no llegarían durante la legislatura, por lo que se debía resolver la situación en ese momento. El viejo liberal añadió que el departamento propuesto ya existía en los hechos, porque “el Gobierno, haciendo caso omiso de la Prefectura de Trujillo, se entiende directamente con los Subprefectos de Lambayeque y de Chiclayo, porque así se facilita mas el servicio público”.
Al votar poner a la orden del día el proyecto de ley en el estado en que se encontraba, fue aprobado; los senadores Secada y Ganoza pidieron que se haga constar su voto en contra, mientras que el senador Castillo pidió lo mismo pero a favor. Luego se votó por poner en debate el proyecto principal, lo que fue resuelto afirmativamente por 19 votos contra 14, tras lo cual, se leyó el informe en mayoría de la Comisión de Demarcación Territorial y el informe del Ministerio de Gobierno, ambos favorables al proyecto.
Entonces el senador por Amazonas José Nicolás Hurtado intervino para pedir que el nombre del nuevo departamento sea Lambayeque y no La Unión; a este pedido se adhirió el presidente Muñoz, manifestando haber tenido la misma idea “en honor á Lambayeque que es ciudad antigua y que había figurado de una manera honrosa en la historia del Perú”. Esta iniciativa fue aceptada por el senador García y García, proponente del proyecto. El viejo tribuno liberal Silva Santisteban pidió entonces que no incluyesen ni la provincia de Jaén ni el distrito de Llama en el nuevo departamento, atendiendo a sus intereses judiciales y mercantiles.
A su turno, el senador Forero manifestó no apreciar las razones suficientes para crear el departamento de La Unión, trabándose en un intercambio de opiniones con el senador por Arequipa Manuel Francisco Benavides, sobre la importancia del capital, de las industrias y de las autoridades en el desarrollo de las provincias. Para el senador moqueguano, ni la facilidad de la comunicación ni el progreso de las industrias podían aceptarse como razón para crear un nuevo departamento ya que el progreso industrial dependía de los capitales aplicados y no de las líneas imaginarias que determinasen los límites de las distintas partes del Estado, mientras que el senador arquipeño (luego de considerar erroneamente que Forero negaba la necesidad de autoridades) sostuvo que la jerarquía de las autoridades era importante para la prosperidad de los pueblos. Tras este incidente, Silva Santisteban recalcó su pedido de excluir la provincia de Jaén del nuevo departamento, a lo que García y García repuso que afectaba un punto esencial del proyecto. En este punto, se levantó la sesión, quedando Silva Santisteban en el uso de la palabra.
Al día siguiente, tras la lectura de oficios y pedidos, el Senado reanudó el debate sobre el proyecto de ley. Silva Santisteban continuó su discurso, combatiendo la incorporación de la provincia de Jaén al nuevo departamento. Ante la acogida que encontró la opinión del viejo liberal, los senadores García y García y Velarde aceptaron retirar del proyecto lo referente a Jaén. A su turno, el senador por Cajamarca Cipriano Montoya, al que se unió el senador Secada, impugnaron la modificación de las fronteras de la provincia de Chota. Tras este debate, se procedió a la votación, aprobándose la creación del departamento de Lambayeque por 31 votos contra 4; luego se votó la creación de la provincia de Incahuasi, que incluiría tres distritos de la provincia de Chota, aprobándose por 26 votos contra 9.
Pero pocas horas después, el 11 de noviembre, el Senado debatió la reconsideración del proyecto de la provincia de Incahuasi a propuesta de los senadores Montoya y Secada. El debate se centró en la exactitud de los mapas y en las relaciones de las poblaciones que serían incluidas en la nueva provincia. Así, el senador Montoya informó que los pueblos de Tocmoche y Cachén se hallaban cruzando los Andes, ante lo que el senador por Ica Manuel Álvarez Calderón sostuvo que los mapas indicaban lo opuesto, explicando Montoya lo errado de dichos mapas. Por su parte, el senador Velarde consultó sobre la distancia entre Chota y los distritos en disputa, a lo que Montoya intervino una vez más, para manifestar que ambos pueblos se encontraban más cerca de Chota que de Chongoyape, lo que fue reforzado por la opinión del senador Salazar. La votación terminó por rechazar la propuesta de reconsideración por 17 votos a 14.
El proyecto final a enviar a la Cámara de Diputados, decía a la letra:
Considerando:
Que el desarrollo creciente de la agricultura y del comercio en las provincias del Norte del departamento de la Libertad, así como en el ensanche de su poblacion, exige una nueva division política en esa parte de la República.
Dá la ley siguiente:
Art. 1.° Créase un nuevo Departamento bajo la denominacion de Lambayeque, compuesto de las provincias de Chiclayo, Lambayeque é Incahuasi, teniendo por capital la ciudad de Chiclayo.
Art. 2.° La provincia de Incahuasi se formará de los distritos de Incahuasi, Salas, Cañares y Penachi, que pertenecen á Lambayeque; y los de Temoche, Cachen y Llama, que hacen parte de la de Chota, teniendo por capital el pueblo de Chongollape.
Comuníquese.
El 16 de noviembre, en el Senado se dio lectura a un telegrama llegado desde Chiclayo, agradeciendo la creación del departamento de Lambayeque. Al día siguiente, se recibió un oficio de la Cámara de Diputados informando la aprobación con modificaciones del proyecto de creación del departamento de Lambayeque, lo que se puso a la orden del día.
El debate en la Cámara de Diputados.
En la sesión de la Cámara de Diputados del 10 de octubre de 1874, se puso a la orden del día el dictamen de la Comisión de Demarcación en la proposición “para que se cree un nuevo departamento en el Norte, compuesto de las provincias de Lambayeque y Chiclayo”.
Mientras el Senado debatía el dictamen de la Comisión de Gobierno, la tarde del 9 de noviembre, la Cámara de Diputados discutió el informe de la Comisión sobre el proyecto de creación del departamento de La Unión. Antes que se levantase la sesión sin adoptar alguna decisión, el diputado por Trujillo Augusto Rodríguez pidió aplazar el debate, en tanto que el diputado Iturregui presentó un oficio, acompañando el telegrama del Concejo Provincial de Lambayeque enviado tres días antes, texto que fue agregado a los antecedentes del proyecto.
En dicho telegrama, los vecinos lambayecanos, encabezados por el alcalde Manuel de León, manifestaban "de la manera más franca y leal voluntad de estar por la creación del nuevo departamento de la "Unión" en los términos del informe dado por esta municipalidad en el expediente respectivo", pidiendo que por convenir "a los intereses y prosperidad de las provincias de Lambayeque y Chiclayo y Pacasmayo, se les erija en departamento cuya capital sea esta ciudad", fundando el pedido "en que la separación de dichas provincias del departamento de La Libertad importa, en suma, elevar a la categoría de departamento la que fue antigua provincia de Lambayeque, sin alterar en nada la demarcación territorial de las provincias limítrofes".
El 11 de noviembre, bajo la presidencia del doctor Ribeyro, la Cámara de Diputados continuó el debate sobre el aplazamiento pedido para el trámite del proyecto de creación del departamento de La Unión. El diputado Rodríguez insistió en el pedido de postergar el debate, justificándose en la existencia de hasta cuatro dictámenes de la Comisión de Demarcación Territorial, por lo que insistió en la necesidad de mayores datos por parte de las autoridades departamentales de La Libertad y Cajamarca, y las provinciales de Jaén y Chota; añadió que el aplazamiento favorecería al proyecto, pues “si el proyecto se funda, como ellos [sus gestores] lo afirman, en razones de verdadera conveniencia pública, reuniendo mayores datos, quedará esto demostrado con la claridad de la luz”, velada referencia a las sospechas de intereses por parte del senador García y García, proponente del proyecto de 1872.
El 11 de noviembre, en la Cámara de Diputados se discutió el informe de la Comisión sobre el proyecto de creación del departamento de La Unión. El diputado Rodríguez insistió en el pedido de postergar el debate, justificándose en la existencia de hasta cuatro dictámenes de la Comisión de Demarcación Territorial, por lo que insistió en la necesidad de mayores datos. Le respondió el diputado Arbulú, recordando que la idea de un departamento en esa zona del país, había sido presentada en 1868, y reservado para 1872, tramitándose los informes de las autoridades pertinentes. Entonces, Iturregui, junto con los diputados Ambrosio Becerril (representante de Loreto) y José Ignacio Távara (representante de Piura) pidieron a Rodríguez el retiro de su propuesta, mientras que los diputados Manuel M. Porturas (representante de La Libertad) y José Mercedes Puga (representante de Cajabamba) insistieron en el aplazamiento. Sintiéndose respaldado, el diputado Rodríguez insistió en quejarse por la precipitación del proyecto, a lo que Arbulú le respondió que aplazar el proyecto, era matarlo. El diputado por Cajamarca Manuel María Gálvez propuso entonces aplazar la proposición hasta la llegada del proyecto del Senado para su revisión. Luego el diputado por Cajamarca Félix Manzanares negó la existencia de deseos por parte de los vecinos de Chota y de Jaén para integrar el nuevo departamento de La Unión. Otro diputado liberteño, Manuel M. Ganoza, insistió en pedir el aplazamiento del proyecto, en nombre de los intereses de Trujillo. El diputado por Ayacucho Natalio Sánchez convino con el pedido del diputado Gálvez, a lo que se rehusó el diputado Rodríguez insistiendo en la necesidad de escuchar a los Concejos Departamentales.
El diputado chiclayano Arbulú respondió que lo que buscaba Rodríguez era “rehuir, estorbar, impedir la discucion del proyecto”. Siguió recordando brevemente la historia de la larga tramitación del proyecto: “presentado en la Legislatura del 68 y quedó reservado con dictamen para la Legislatura del 72; ha pasado por los trámites de informe del Gobierno, de la Prefectura de la Libertad, de los Sub-prefectos de Lambayeque y Chiclayo y aun de los Sub-prefectos de las Provincias de Chota y Jaén. Todos los informes están acordes en la esencia del proyecto, en la necesidad de que se erija el nuevo Departamento de la Unión”. Y añadió que si el Concejo Departamental de la Libertad no informó ni se le pidió informe, fue porque en esa época no existía (recordemos que los Concejos Departamentales surgieron fruto de la Ley Orgánica de Municipalidades del 9 de abril de 1873), y de haber existido, conjeturó Arbulú, que “habría aplazado el informe eternamente, ó habría informado en sentido adverso”.
Parece que lo que se quiere es que muera este proyecto, que vaya al Concejo de la Libertad y que se quede allí durmiendo un sueño eterno. Creo que las Provincias de Lambayeque y Chiclayo tienen derecho á que el Congreso las atienda en sus necesidades. Chiclayo persigue esta division desde hace diez años, como lo sabe el señor Rodríguez y ahora, despues que ha llegado al fin de sus trabajos, se les quiere cerrar las puertas aplazando el proyecto para pedir informes. Hay mas; sabe el señor Rodríguez, como la Cámara toda, que un proyecto similar con muy pequeña diferencia, se ha aprobado en el Senado: si se aplazase ahora este, se aplazaría indefinidamente la resolución de este asunto […] No creo que la Cámara pueda consentir en matar este proyecto desatendiendo las razones que tienen Lambayeque y Chiclayo para formar un Departamento.
Entonces, Iturregui, junto con los diputados Ambrosio Becerril (representante de Loreto) y José Ignacio Távara (representante de Piura) pidieron a Rodríguez el retiro de su propuesta, mientras que los diputados Manuel M. Porturas (representante de La Libertad) y José Mercedes Puga (representante de Cajabamba) insistieron en el aplazamiento. Sintiéndose respaldado, el diputado Rodríguez insistió en quejarse por la precipitación del proyecto, a lo que Arbulú le respondió que aplazar el proyecto, era matarlo. El diputado por Cajamarca Manuel María Gálvez propuso entonces aplazar la proposición hasta la llegada del proyecto del Senado para su revisión. Luego el diputado por Cajamarca Félix Manzanares negó la existencia de deseos por parte de los vecinos de Chota y de Jaén para integrar el nuevo departamento de La Unión. Otro diputado liberteño, Manuel M. Ganoza, insistió en pedir el aplazamiento del proyecto, en nombre de los intereses de Trujillo. El diputado por Ayacucho Natalio Sánchez (oriundo de Lambayeque) convino con el pedido del diputado Gálvez, a lo que se rehusó el diputado Rodríguez insistiendo en la necesidad de escuchar a los Concejos Departamentales.
La sesión de la tarde del sábado 14 de noviembre, presidida por el doctor Flores Chinarro, fue decisiva. Iturregui, preocupado ante la repercusión del proyecto en sus representados, pidió aplazar el debate: "La excitacion que este proyecto ha producido en toda la provincia, principalmente en la capital, es grande. En este momento se reune el pueblo en las plazas públicas con el objeto de suscribir una acta en la que estarán consignadas las poderosas y justas razones que le asisten para que se le erija en capital del nuevo departamento".
Arbulú rechazó aplazar el debate, minimizando la alarma de Lambayeque como “un simulacro, de una farsa realizada ad hoc”. Manifestó que sus datos eran contrarios a lo expuesto por Iturregui, pero “aun cuando asi no fuera, la Cámara de Diputados no puede, no debe ceder á protestas de esta naturaleza porque, aparte de los funestos precedentes que quedarían sentados para las futuras deliberaciones del Cuerpo Legislativo, sería decirle muy alto á la provincia de Chiclayo: que su amor al órden, su respeto á las leyes y su conducta circunspecta y mesurada eran la causa eficiente para que se defraudaran sus esperanzas”.
El diputado Ganoza pidió la palabra y empezó a hablar, cuando fue interrumpido por el diputado Rodríguez que pidió pasar a sesión secreta (de la que no se conservan registros), por lo que no sabemos qué se discutió, sin embargo, parece que sus argumentos no fueron suficientes, puesto que su pedido de aplazar el debate hasta recibir datos de los Concejos Departamentales de La Libertad y Cajamarca, fue rechazado por 54 votos contra 22.
Arbulú pidió la palabra para retirar el proyecto departamental que había presentado, aceptando el proyecto aprobado en el Senado, que hay que reconocer, satisfacía su pedido de crear un departamento con capital en Chiclayo. Iturregui intentó frenar el pedido, al pedir aplazar el debate hasta la remisión de las actas pedidas por el diputado Rodríguez, obligando al presidente Flores Chinarro a recordarle que lo que pedía acababa de ser rechazado en votación. El diputado por Lima Emilio del Solar consultó si en el debate se discutiría alguno de los dictámenes de la Comisión de Demarcación Territorial o el proyecto aprobado por el Senado. Arbulú volvió a intervenir, aceptando el proyecto del Senado, a lo que Ganoza acotó que se habían hecho adiciones a dicho proyecto, mientras que Rodríguez consideró la intervención de Arbulú como un retiro del proyecto; ambos juicios fueron rechazados por el presidente Flores Chinarro, negando alguna adición al proyecto del Senado y opinando (erróneamente frente a las declaraciones textuales de Arbulú) que el diputado chiclayano no había retirado su proyecto sino que había aceptado el aprobado por el Senado.
Tras estas intervenciones, la Cámara de Diputados puso en debate el proyecto aprobado por el Senado y copiado anteriormente: se crearía el departamento de Lambayeque integrado por las provincias de Chiclayo, Lambayeque e Incahuasi (artículo 1°), y que la provincia de Incahuasi, con capital en Chongoyape, estaría conformada por los distritos de Incahuasi, Salas, Cañaris, Pinachi, Tocmoche, Cachén y Llama (artículo 2°).
El diputado Iturregui manifestó “con toda sinceridad que el proyecto es intempestivo, mal combinado é injusto”, criticando el querer “erijir en provincia 5 ó 6 caseríos, tomados de las provincias de Lambayeque y Chota. ¿Cómo hacer distrito á Penachí que tiene 50 habitantes, y capital de provincia á Chongoyape que no tiene 500?”. Lo único buscado, siguió Iturregui, era quitar distritos a Lambayeque y “negarle […] el rango que está llamada á ocupar en el nuevo Departamento”. Dicho eso, Iturregui tomó ánimo para recordar vehementemente los méritos de su ciudad:
Lambayeque se distingue entre todas las provincias de la República por haber tomado la iniciativa en la guerra de la independencia, por su jenerosidad sin ejemplo, manifestada hasta la sublimidad con el hecho de haber despojado sus templos de todos los objetos preciosos para equipar al glorioso regimiento “Húzares de Junín,” compuesto casi todo de lambayecanos, de héroes que la posteridad no podrá nunca olvidar, porque ellos consolidaron nuestra emancipacion política en los campos de Junín.
Y cuando ha llegado el momento de que el Congreso de la República recompense el heroísmo, la jenerosidad, la nobleza nunca desmentida de la ciudad á quien San Martín saludó con los nombres de Jenerosa y Benemérita, haciendola capital del nuevo departamento, se pretende por algunos que no se le haga esa justicia, alegando por toda razon, que la ciudad de Chiclayo, cuyo progreso no niego, tiene mas poblacion y comercio.
Esto no es una razon. No siempre las capitales de un Estado, de un departamento, de una provincia, son las mas pobladas. Lo que sucede en casi todos los Estados de la América del Norte y en muchas naciones de Europa manifiesta que no siempre se consulta esa circunstancia. Pero si es verdad, que la ciudad de Chiclayo tiene mas habitantes que Lambayeque, no debe olvidarse que la Provincia que represento, esta mas poblada que la de Chiclayo y que su territorio es mucho mayor.
Cuando Iturregui concluyó su apasionado alegato, al diputado piurano Távara se le escapó sottovoce que Piura fue la primera en jurar la independencia, lo que motivó una rotunda respuesta de Iturregui: “El señor Távara ha olvidado la historia de su país”.
Rompiendo el tenso silencio tras la tajante respuesta de Iturregui, el diputado Rodríguez volvió a intervenir, y esta vez, ya no insistió en aplazar el proyecto, sino directamente en desecharlo. Para ello, rechazó la idea de la demora en las comunicaciones entre Trujillo y las provincias de Chiclayo y Lambayeque: “estan al habla con Trujillo por medio del telégrafo; y por mar la comunicacion es muy regular y frecuente […] por tierra, la distancia no es grande, ni los caminos difíciles: estoy hablando de caminos de costa y muy llanos”. Rodríguez rechazó la presunta necesidad de crear una nueva entidad política que recargaría los gastos en la grave situación económica nacional, además de finalizar, recordando la rivalidad tradicional entre Chiclayo y Lambayeque, considerando que una nueva entidad política debía basarse en la armonía entre sus pueblos.
Un incómodo Arbulú tomó la palabra, afirmando que su propuesta no se fundaba en caprichos o intereses egoístas, sino en verdaderas necesidades “sin cuya satisfaccion no sería posible la subsistencia ordenada de una sociedad política cualquiera”. El diputado chiclayano reflexionó sobre la fuerza de la acción administrativa en grandes distancias y su debilidad cuando sus responsabilidades aumentaban por el progreso de los pueblos. “Las provincias de Chiclayo y de Lambayeque, que por su gran poblacion, por el carácter de ésta, por su cultura, y por los grandes intereses que se han creado, necesitan que una autoridad superior presida su marcha progresiva con todos los elementos de órden que lleva una prefectura”. Y si Rodríguez alababa la rapidez de comunicaciones entre Trujillo y las provincias en cuestión, no contaba con la urgencia que requeriría la toma de decisiones y la prevención de conflictos en provincias con crecientes intereses agrícolas e industriales, “donde el órden público puede comprometerse con frecuencia, y con notable, con notabilísimo daño de la sociedad”.
Buscando calmar los ánimos, el diputado Manuel Maria Gálvez propuso aprobar el proyecto del Senado desechando lo referente a la provincia de Incahuasi. Esta propuesta motivó la intervención del diputado por La Libertad Manuel Porturas, que rechazó el proyecto, disculpándose con el diputado Arbulú, de quien era amigo personal, que no viese en su voto una expresión de provincialismo mal entendido; para Porturas, no solo no existían aún las condiciones para crear un departamento en las provincias de Lambayeque y Chiclayo, sino que las comunicaciones ofrecían facilidades para salvar los problemas manifestados por Arbulú. Lo que a Porturas preocupaba era que, si la Cámara adoptaba la propuesta del diputado Gálvez y eliminaba la proyectada provincia de Incahuasi, la rivalidad entre Chiclayo y Lambayeque aumentaría considerablemente polarizando los ánimos del nuevo departamento: "Y no se diga que este temor es infundado, porque Lambayeque ha rechazado y rechaza hoy mismo formar parte de la nueva division territorial; y solamente consentirá, como lo ha expresado el H. señor Iturregui, á cambio de que esta ciudad sea la capital; pero yo creo que nunca lo conseguirá en razon de que Chiclayo es superior en todo sentido, y por consiguiente, la llamada á tener tal honor".
El diputado Távara manifestó su aprobación a la creación del nuevo departamento en base a la “práctica constante y la conducta observada por el Gobierno en sus relaciones políticas entre Chiclayo y Lambayeque”; afirmó luego que las rentas de las provincias en cuestión se distribuían en provecho del Concejo Departamental de Trujillo, dejando entrever que tal era la razón de la oposición de los diputados trujillanos. Y finalizó devolviendo la pulla a Juan Manuel Iturregui Montalvo: “Su señoría debería conformarse con que el Departamento lleve el nombre de Lambayeque. Yo creo que esto es bastante para quedar satisfecho”. Siguió el diputado por Cajamarca Juan Montoya Galarreta, que dijo haber estado a favor del aplazamiento del debate, pero al rechazarse tal propuesta, le quedaba declararse en contra.
Entonces Arbulú respondió a las críticas sobre el estado del fisco, argumento usado por los opositores al proyecto; con las competencias de los Concejos Departamentales, explicó Arbulú, se reducía la carga del fisco, cuyos recursos “provienen del sudor de los ciudadanos; y si cuanto mayores son las garantías del derecho, la seguridad del orden y de la propiedad, mayor es la consagracion del hombre al trabajo, y mayores son los resultados de la industria y de la riqueza, es evidente que el Estado reportará mayores provechos”, recalcando que las provincias de Chiclayo y Lambayeque se encontraban en esa necesidad, de forma que la creación del departamento no resultaría en mayores gastos para el fisco. Por su parte (y leyendo sus intervenciones, no podemos menos que imaginarlo agobiado por los pedidos de sus representados), el diputado Iturregui suplicó (sí, con esas palabras) a la Cámara que “por amor á la paz” desechase el proyecto, y que conciliase los intereses encontrados, creando dos provincias litorales, una sería Lambayeque y la otra Chiclayo.
Manuel María Gálvez volvió a intervenir en defensa de su natal Cajamarca, para criticar la creación de la provincia de Incahuasi, considerándola una iniciativa prematura. El incansable Rodríguez, ya zanjado su pedido de aplazamiento, sintiéndose aludido por la intervención de Távara, pidió la palabra para rechazar ofendido que su móvil fuese el manejo de las rentas del Concejo de Chiclayo por el Consejo Departamental de La Libertad:
[…] el señor Távara manifiesta que ignora en lo absoluto lo que Trujillo y su diputado piensan y sienten respecto de esta nueva entidad política. Si en mi provincia, se ha escrito y se ha dicho algo en oposicion á este proyecto y si yo lo he combatido aquí ha sido porque no consideramos necesaria y conveniente esta division territorial. Sentimos naturalmente separarnos de esos pueblos con los que hemos estado unidos tan largo tiempo, y con los cuales hemos militado juntos en épocas gloriosas y de grandes resultados. Experimentamos el mismo sentimiento que cuando una familia se divide, sin pensar en la riqueza de la parte que se separa.
El diputado Ganoza intervino para sustentar su opinión en contra del proyecto en la falta de homogeneidad en la población del nuevo departamento dada la rivalidad entre Lambayeque y Chiclayo, y la oposición de los diputados cajamarquinos fundándose en la falta de relación entre los pueblos de Chota y las provincias costeñas; por otro lado, rechazó lo manifestado previamente por Arbulú, sosteniendo que el nuevo departamento aumentaría los gastos administrativos, recargando el presupuesto en momentos de déficit. Para Ganoza, “la complacencia de crear una nueva entidad política” no era patriótica: “Antes que los intereses lugareños, están los intereses nacionales”. En respuesta, Arbulú intervino nuevamente, y comprendiendo que el tema de las poblaciones de Chota implicaría empantanar el debate, decidió dejar de lado, sin dejar de manifestar la idoneidad de las comunicaciones entre Chiclayo y Lambayeque con Tocmoche, Llama y Cachén en tiempos de lluvia.
El nuevo departamento no necesita ciertamente de las poblaciones de Chota, para figurar entre los mas importantes de la República. Las provincias de Chiclayo y Lambayeque se bastan á si mismas, y no van á recibir ventajas de aquellas poblaciones. Es la conveniencia de estas la que ha movido á los autores del proyecto á agruparlas al nuevo departamento; es la necesidad de una buena y ventajosa division territorial la que obliga á separarlas de la division política á que pertenecen hoy; y es su bien positivo el que debe tenerse en consideracion, y no el que resulte de tener Chota uno ó dos pueblos mas, que no puede tener esplicacion en nuestro modo de ser político.
El diputado Gálvez pidió la lectura del informe de la Comisión de Gobierno, tras lo cual, el diputado José Félix Arias, que acababa de llegar a la Cámara, consideró que el proyecto era inconveniente, adelantando su voto en contra. Entonces Iturregui pidió la votación del artículo 1° por partes: la primera parte ("Créase un nuevo Departamento bajo la denominacion de Lambayeque [...]") fue aprobada por 49 votos a 24; la segunda parte ("[...] compuesto de las provincias de Chiclayo, Lambayeque é Incahuasi [...]") fue rechazada por 56 a 17; y la tercera parte ("[...] teniendo por capital la ciudad de Chiclayo") fue aprobada por 58 contra 17. Un derrotado Iturregui solicitó que constase su voto en contra. Minutos después, sin debate, se desechó el proyecto de artículo 2°, relativo a los distritos que conformarían la provincia de Incahuasi, con lo que se ratificaba que el nuevo departamento constaría sólo de dos provincias, Lambayeque y Chiclayo.
El 16 de noviembre, la Cámara discutió una proposición desesperada de Iturregui a fin que la capitalidad del departamento oscile semestralmente entre las ciudades de Chiclayo y Lambayeque. Inicialmente se admitió a trámite, pero luego que los diputados Natalio Sánchez (representante de Lucanas) y José Moscoso Melgar (representante de Arequipa) rectificasen sus votos, se rechazó debatir el proyecto por 40 votos contra 38. Este último voto nos deja una inquietud dado que uno de los diputados que modificó su voto, era el lambayecano Natalio Sánchez Calderón, entonces diputado por Ayacucho, y que en 1881, cayó en defensa de la Patria en el tercer reducto de Miraflores como segundo jefe del batallón N° 6 de la Reserva.
La Ley del 1° de diciembre de 1874.
El 16 de noviembre de 1874, mientras en la Cámara de Diputados, Iturregui intentaba su última jugada, en el Senado se daba lectura a un telegrama enviado desde Chiclayo, agradeciendo la creación del departamento de Lambayeque. El alcalde Felipe Pomar transmitía el "mas justo regocijo" de sus vecinos, elevando "votos fervientes de gratitud por la sancion prestada al proyecto". Un telegrama similar fue remitido a la Cámara de Diputados, pero el presidente de la Cámara, doctor Ribeyro, no pudo leerlo en la sesión del 16, dándole lectura en la sesión del 17 de noviembre. El alcalde Pomar manifestaba “la profunda gratitud de Chiclayo por la creacion del nuevo Departamento, y los fervientes votos que hacen por la consolidacion del órden y prosperidad de la República”.
El 17, el Senado puso en el orden del día la lectura de un oficio de la Cámara de Diputados informando la aprobación con modificaciones del proyecto de creación del departamento de Lambayeque. También se puso a la orden del día una proposición de los senadores García y García, Salazar, Álvarez Calderón y La Torre, para disponer que los empleados políticos y judiciales del nuevo departamento tuviesen los mismos sueldos de los empleados de igual categoría del departamento de Apurímac.
El 21 de noviembre, se leyó en la Cámara de Diputados, el oficio del Presidente del Senado manifestando la aceptación de la modificación del proyecto de creación del departamento de Lambayeque, pasando a la comisión de redacción. Dos días después, la Comisión de Redacción envió a ambas Cámaras la redacción de la ley creando el departamento de Lambayeque, mismo que fue aprobado sin debate tanto por el Senado como por la Cámara de Diputados al día siguiente, 24 de noviembre. El 27 de noviembre, la ley fue firmada y remitida al Ejecutivo para disponer lo necesario para su cumplimiento. Sin embargo, no sería el presidente de la República, Manuel Pardo y Lavalle, quien suscribiría la ley, ya que partió de viaje al sur el 28 de noviembre de 1874, es decir el día siguiente de la firma de la ley aprobada por los presidentes de las Cámaras, dejando encargado del mando al primer vicepresidente, Manuel Costas.
Retrato del presidente Manuel Pardo y Lavalle. (publicado en The old and new Peru de Mary R. Wright, 1908) |
El gobierno de Pardo, el primer gobierno constitucional de un civil, se vio agobiado por la caída de los precios del guano, producto en el cual se había basado hasta entonces la economía peruana, resultando en una situación cada vez más crítica para las finanzas públicas. Por otro lado, tras el sangriento final del gobierno de Balta, la administración de Pardo debió afrontar una serie de rebeliones y conspiraciones en su contra (incluyendo un intento de asesinato en la Plaza Mayor de Lima el 22 de agosto de 1874), en varias de las cuales estuvieron involucrados los partidarios del exministro de Hacienda de Balta, Nicolás de Piérola.
Y en octubre de 1874, tras meses de preparaciones, Piérola y sus partidarios partieron en el vapor Talismán desde Chile, trasportando material bélico para levantar fuerzas contra el gobierno de Pardo. A bordo del transporte, Piérola se proclamó Jefe Supremo Provisorio de la República; “en una ceremonia ridícula por cierto”, escribiría Basadre. Tras un desembarco fallido en Pacasmayo, el Talismán se dirigió a Pacocha, cerca de Ilo, desembarcando el 1° de noviembre; sin embargo, al día siguiente, el Huáscar al mando del capitán de navío Miguel Grau, apresó al Talismán, impidiendo la descarga de materiales. Piérola y sus escasos seguidores fugaron a Moquegua, aumentando sus fuerzas hasta cerca de trescientos hombres. El presidente Pardo pidió autorización del Congreso, concedida el 18 de noviembre, y partió a Arequipa con el ejército y la guardia nacional. Luego pasó a Moquegua, donde derrotó a los facciosos en el cerro de los Ángeles el 6 de diciembre; en esa acción intervinieron los senadores Montero y Velarde, que tomaron el mando de tropas leales al gobierno. Pese al estallido de rebeliones rápidamente sofocadas en Cajamarca y Loreto, la rebelión del Talismán fue un fracaso. Con sus fuerzas extenuadas, Piérola intentó asaltar Arequipa el 30 de diciembre, tras lo cual escapó a Bolivia.
Bono emitido por el caudillo rebelde Nicolás de Piérola durante la rebelión del Talismán en 1874. (colección Dra. Piedad Pareja) |
Según los datos suministrados gentilmente por el bibliógrafo chiclayano Miguel Ángel Díaz, sin saber la importancia de esa fecha para la historia regional, la madrugada del mismo 1° de diciembre de 1874, los hermanos Máximo y Rafael Carranza intentaron asaltar el cuartel de la Guardia Nacional en Chiclayo, ubicado en la calle San Pedro (actual calle Vicente de la Vega). La feroz balacera, entre vivas al Gobierno y vivas a Piérola, terminó con la derrota de los facciosos, dejando dos muertos y cinco prisioneros (dos de los cuales estaban heridos); por parte de las fuerzas gobiernistas, sucumbió el soldado Félix Hidalgo.
Por su parte, las montoneras cajamarquinas, al mando del coronel Miguel Iglesias acosaron la parte oriental de la provincia de Chiclayo. De hecho, en nuestro poder, obra un oficio de 1878, transcribiendo un reclamo del alemán Juan Gange, dueño de las haciendas Almendral y Tinajones, ante el consulado peruano en San Francisco (Estados Unidos), por el “asalto del pueblo de Chongollape en la Provincia de Chiclayo, por un grupo de foragidos capitaneados por miembros del Ejército, de la Marina y del Cuerpo Diplomático de la República” (en referencia al “Coronel Don Miguel Iglesias, el Capitan de Fragata Don Ramon Estete y el Ex-Secretario de la Legacion Peruana cerca del Gobierno de S.M. el Emperador de Alemania, Don Baltazar Garcia Urutia”), relatando el saqueo de El Almendral el 11 de diciembre de 1874, temas que ameritan una mayor investigación que sale de los límites del presente trabajo.
Vicepresidente Manuel Costas (retrato de Raúl María Pereyra, Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia) |
En tal ambiente, desde el 28 de noviembre de 1874 hasta el 16 de enero de 1875, Manuel Costas Arce, hacendado puneño y primer vicepresidente de la República, se encargó de las funciones del despacho presidencial. Su gestión, apuntó Basadre, desplegó "energía, actividad y tino", brindando los apoyos logísticos y financieros solicitados por el presidente en campaña. Así, el 1° de diciembre de 1874, el vicepresidente Manuel Costas y el ministro de gobierno Ricardo Wenceslao Espinoza suscribieron la autógrafa de la ley que creaba el departamento de Lambayeque. Al día siguiente, otra ley confirmó la elevación de Puerto Eten (provincia de Chiclayo) al rango de Puerto Mayor, quedando San José (provincia de Lambayeque) reducido al rango de Puerto Menor.
Ley del 1° de diciembre de 1874, creando el departamento de Lambayeque. (Archivo Digital de la Legislación Peruana) |
La creación del departamento de Lambayeque en 1874 fue el resultado de un proceso legislativo que reflejó las dinámicas políticas de la época, además de consolidar la identidad territorial de una región con una rica tradición cultural y un floreciente papel en la economía nacional. A través de debates parlamentarios y la articulación de consensos y acuerdos políticos, se logró formalizar el anhelo local de contar con una estructura administrativa propia que fortaleciera su desarrollo. Sin embargo, los conflictos locales no dejaron de manifestarse en el debate, al discutir la ciudad capital del nuevo departamento. Pese a su papel honroso en la independencia, la devastada Lambayeque no pudo contrarrestar los argumentos de Chiclayo, basados en su creciente desarrollo agrícola y comercial, que la destinaban a ser el "centro del movimiento y del progreso social y político de esa parte del Norte de la República", y cuando se promulgó la ley de diciembre de 1874, Chiclayo ganó definitivamente la puja con Lambayeque, decreciendo el papel político y la actividad económica de la vieja ciudad. Sin embargo, con el paso del tiempo se fueron olvidando esas rivalidades locales; los nexos familiares y comerciales, sin duda, tuvieron parte importante en aplacar las pasiones, fuera de algunos choques fugaces (especialmente en la década de 1890). Pero también, consideramos, tuvo que ver la unión que generó la guerra de 1879: cuando en 1895, el prefecto del departamento de Lambayeque Hildebrando Fuentes, inauguró el monumento al capitán de corbeta Elías Aguirre, muerto en la cubierta del monitor Huáscar, hizo inscribir en los costados del pedestal los nombres de los caídos en la guerra, sean lambayecanos, chiclayanos, monsefuanos, ferreñafanos. En la parte superior del pedestal, las palabras que sintetizan el sentimiento: "Chiclayo a los ilustres hijos del departamento de Lambayeque que sucumbieron en la guerra nacional de 1879".
FUENTES CONSULTADAS.
- Archivo Digital de la Legislación Peruana.
- Archivo particular - Freddy R. Centurión.
- Aspíllaga, Ismael (1944). Lambayeque Nuestra Santa Tierra. Conferencia ofrecida en el "Club Lambayeque" de Lima, por su Presidente el Señor Don Ismael Aspíllaga. Chiclayo: Imprenta Castillo.
- Bachmann, Carlos J. (1921). Departamento de Lambayeque: monografía histórico-geográfica. Lima: Imprenta Torres Aguirre.
- Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú 1822-1933 (tomo 9). Lima: Editora El Comercio.
- Congreso de la República (1998). El Poder Legislativo y sus Representantes 1822-2000. Lima: Congreso del Perú.
- Diario de Debates de la Cámara de Diputados - 1874.
- Diario de Debates del Senado de la República - 1874.
- Diario Oficial El Peruano - 1871, 1872, 1873, 1874.
- Díaz Torres, Miguel Ángel. Blog Del baúl bibliográfico lambayecano.
- Izquierdo Castañeda, Jorge. Blog Lambayeque: Camino al Bicentenario.
- Izquierdo Castañeda, Jorge (2012). La Plaza de Armas “27 de Diciembre”. Lambayeque: Municipalidad Provincial de Lambayeque.
- Macera, Pablo (2000). Parlamento y sociedad en el Perú. Bases documentales, siglo XIX (tomos I y V). Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.
- Mendoza Samillán, Eric (2008). Lambayeque en el siglo XIX. Chiclayo: Alberto Vélez de Villa Mesa Editor.
- Miranda, Ricardo A. (1927). Monografía general del Departamento de Lambayeque. Chiclayo: El Tiempo.
- Mücke, Ulrich (2010). Política y burguesía en el Perú. El partido civil antes de la Guerra con Chile. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos.
- Pareja Pflucker de Gatti, Piedad (2015). Del antiguo esplendor de Lambayeque: casa de Castillo (siglo XVIII) y casa Muga (siglo XIX). Lambayeque: Edición de la autora.
- Puican Carreño, Godofredo (2018). Puerto Eten (1867-2018). Pasado y porvenir. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.
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- Vargas Ugarte, Rubén (1971). Historia general del Perú (tomo IX). Lima: Editorial Milla Bartres.
- Vicuña Mackenna, Benjamín (1881). Guerra del Pacífico. Historia de la campaña de Lima 1880-1881. Santiago de Chile: Rafael Jover, Editor.
- Zevallos Quiñones, Jorge (1995). Historia de Chiclayo (Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX). Lima: Librería Editorial Minerva.
Interesante artículo, lástima que no se enseña en los colegios lambayecanos, lo que origina un desamor a nuestra santa tierra, por lo que debe hacerse una campaña para que en los colegios dicten charlas alusivas
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